La vuelta al mundo en 12
años
Jean Béliveau es un canadiense de 47 años que ha
recorrido a pie, desde Québec, catorce países del continente
americano y su meta es visitar 80 naciones de los cinco
continentes en doce años.
Jean Béliveau, un canadiense de 47 años que ha recorrido a pie,
desde Québec, catorce países del continente americano, ha llegado
después de casi tres años a Chile y su caminata no ha hecho más
que empezar. "¡Cuando llegué al desierto de Atacama pensé que
estaba alucinando, me habían hablado mucho de este país (situado)
al final del mundo, pero no creía que llegaría y aquí estoy!, dijo
el caminante canadiense en Santiago de Chile.
Cuenta que dejó su empleo de fabricante de letreros luminosos en
Québec, en el que llevaba más de 15 años, y emprendió la loca
aventura de recorrer el mundo a pie.
Viaja con lo básico: una tienda de campaña, un saco de dormir, una
muda de ropa, medicinas y repuestos, que carga en una especie de
coche de bebé.
Sus grandes ojos azules y su rostro colorado se iluminan al
recordar cuando le contó a su familia que dejaría todo por una
buena causa: "Les dije que había llegado la hora de partir, que
tenía que emprender un viaje para impulsar la paz en el mundo y
ayudar a los niños".
Se parece a la historia de "La vuelta al mundo en 80 días", sólo
que este personaje es de carne y hueso, mide más de 1,80 metros y
pesa 80 kilos, anda a pie y no en globo, y su meta es visitar 80
países de los cinco continentes en doce años.
Hasta ahora ha recorrido 15.000 kilómetros a lo largo de catorce
países, entre los que se encuentran Canadá, Estados Unidos, México,
cinco de Centroamérica, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Los zapatos para Jean Béliveau no son problema pues una empresa
canadiense le envía mensualmente un par de repuesto a través de
las embajadas o consulados de Canadá en cada país que visita.
De los países que ha conocido México es, tal vez, la nación que
recuerda con más respeto. Fueron 300 largos kilómetros para cruzar
Chiapas, donde no tuvo ocasión de conocer al sub comandante Marcos.
"Me quedé con ganas de verlo, ya que sólo estuve con algunos de
sus guerrilleros", afirma.
Su temeridad no llegó hasta el punto de intentar el recorrido a
pie por Colombia, país que evitó por miedo a la violencia y los
secuestros de las FARC, los paramilitares y los narcotraficantes.
Por eso, precavido tomó un avión en Guatemala que lo trasladó a
Ecuador, y después se echó a andar por Perú y Bolivia, países que
recuerda con sentimientos encontrados, dada la gran aceptación que
tuvo entre las féminas.
"Imagínate que con lo conservadores que son en esos países varias
mujeres me propusieron tener un hijo con ellas; pero yo me mantuve
firme por mi esposa y mis hijos", comenta.
Desde la localidad boliviana de Tambo Quemado emprendió viaje a
Chile por el norte, cruzó el desierto de Atacama, el más árido del
mundo, y asegura que avistó un "ovni" y conoció "uno de los cielos
más hermosos del planeta".
Con un español fluido que aprendió durante su travesía, Jean
asegura que el camino desde Atacama a Santiago ha sido uno de los
trayectos más largos y costosos que le ha tocado realizar hasta
hora.
"Es realmente difícil", subraya este hombre, que camina como
mínimo 40 kilómetros cada día, guiándose sólo por un viejo mapa y
los letreros informativos de las carreteras.
Sus pobladas cejas se alzan al hablar del sinfín de aventuras que
le ha tocado vivir: "He dormido con puercos y gallinas y en las
suites más lujosas de los hoteles, y una vez incluso una vez
levanté mi tienda de campaña en un cementerio".
En Costa Rica conoció al Premio Nobel de la Paz Oscar Arias, y
tiene como meta entrevistarse con Nelson Mandela en Sudáfrica,
Yaser Arafat en Palestina, el Papa Juan Pablo II y muchos otros
líderes mundiales, para contarles la miseria que ha visto en
América Latina.
Desde Santiago de Chile tiene previsto proseguir su periplo hasta
la ciudad argentina de Mendoza.
Su esposa, Luce Tomas, viajará desde Québec a un punto que aún no
han acordado pero que puede ser alguna localidad sureña de Chile
como Rancagua, San Fernando o Valdivia.
Con ella, a quien califica de "mártir" por apoyarle en su loco
sueño, y sus hijos, Eric, de 22 años, y Lisa Jane, de 20, mantiene
permanente contacto a través del correo electrónico.
A Buenos Aires calcula que llegará hacia mayo próximo. Luego irá a
Uruguay y Brasil, desde donde tomará un barco hacía Sudáfrica.
Subirá hasta Oriente Medio, luego caminará hasta la India y, casi
al fin de su viaje, cruzará a Australia.
Mientras recorre el mundo prepara un libro de cuatro tomos y
recluta voluntarios para una organización de beneficencia, cuyo
contacto en la red de Internet es www.wwwalk.org.
Terra Turismo/ EFE
da
http://www.terra.com/turismo/articulo/html/tur2372.htm
El mundo, una meta por la paz y los niños
Corresponsalía
Atres semanas de cumplir 45 años, Jean Béliveau le comunicó a su
mujer, Luce Archambault la decisión de vida que había tomado:
"Voy a salir a caminar por el mundo, vuelvo en 12 años".
Fue en medio de una depresión que este canadiense, dedicado al
diseño y venta de letreros luminosos, resolvió lanzarse a la
aventura. "Cuando se me ocurrió, no podía parar la idea. Fue un
secreto durante los nueve meses que me llevó preparar el viaje,
como un bebé. Era como una flor, una semilla que tenía en mi
corazón. No quería hablar para que la gente que me ama no arranque
la flor. Cuando creció, era tan fuerte que era mía. Partí el día
de mi cumpleaños, el 18 de agosto de 2000", comienza a relatar.
De paso por Río Cuarto, cuenta que tras superar el impacto inicial,
su mujer lo apoyó. Y le sugirió: "Hazlo por la paz".
Fue así que sólo acompañado por un cochecito de bebé muy especial,
cargado con unas pocas pertenencias (equipo de camping, botiquín y
diario de viaje), comenzó a transitar una ruta que equivale a dos
veces la circunferencia de la tierra.
Con un español aprendido en el camino y acento de su francés
nativo, Jean explica que su meta no es dar vuelta al mundo para
marcar un récord sino recorrer los cinco continentes habitados con
un mensaje a favor de la paz, en el marco de la proclamación de
las Naciones Unidas "2001-2010 Década Internacional de la
Promoción de la Cultura de la Paz y la No violencia en beneficio
de los niños del mundo".
En tres años lleva recorridos, de a pie, 16.500 kilómetros y prevé
cubrir 80 mil, pasando por América, África, Europa, Asia y Oceanía
(aproximadamente 80 países). En su periplo fue recibido por más de
500 familias de las más dispares condiciones sociales. El detalle
de su experiencia puede conocerse a través de la página de
Internet www.wwwalk.org
No a la guerra
El caminante atesora innumerables anécdotas . Jura que nunca
olvidará la mirada fija de los niños indígenas de Chiapas que lo
rodeaban cuando comía sus conservas.
Al principio, vivió su proyecto como un desafío físico. Luego tuvo
una "etapa de espiritualidad" y finalmente, sintió el duro impacto
de enfrentarse con la pobreza. Considera que hay dos tipos de
pobres, los que están felices en la indigencia y los que "son
víctimas de un sistema que es responsabilidad de la gente del
Norte".
"La cultura es el corazón de la gente. En lugar de conquistar, de
llevar la cultura americana o europea, deberíamos hacer más
intercambio", sostiene.
"Todos tenemos que hacer algo por la paz, por la no violencia. Yo
camino, pero todos deberíamos hacer algo más fuerte para detener
la guerra", afirma el caminante, que en cinco o seis años prevé
llegar a Irak.
"En el altiplano del Perú, escuché atrás de mí, 'Señor, señor'. Un
niño venía corriendo, en sus manitas juntas traía tres papas
cocidas para darme de comer. Yo sentí que era un mensaje que me
decía: ¡Sigue, sigue caminando por la Paz!".
"He encontrado mucha buena gente. En la gran ciudad, donde hay
riesgo, tengo una actitud ofensiva, no defensiva. Yo primero lo
saludo, le pido dónde puedo comer. Un mejicano me apuntó pero me
dejó ir cuando le dije qué hacía y vio que no tenía miedo", revela.
El jueves, Béliveau tendrá un encuentro con niños de Río Cuarto y
el viernes, partirá hacia Buenos Aires, donde prevé llegar a fin
de mes. Aspira a reunirse con Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel
de la Paz.
Jean Béliveau y su reducido equipaje en las calles de Río Cuarto,
una etapa de su periplo mundial.
http://www.geocities.com/marathon_media/NEWSPAPER/001001worldwalker.html
Whether coincidence or fate, Jean happened upon
information concerning the United Nations Educational, Scientific
and Cultural Organization's (UNESCO) project, Manifesto 2000. In
existence for 55 years, UNESCO's objective is to contribute peace
and security in the world through education, economic and social
development, respect, equality, democratic participation,
understanding, tolerance and solidarity, communication, and
knowledge. Certainly high ideals, but small continuous steps, as
Jean seems confident, can produce giant ones. As an inspirational
new beginning, this millennium is chosen as "an opportunity to
transform, all together, the culture of war and violence to a
culture of peace and non-violence." The United Nations General
Assembly has proclaimed the year 2000 as the International Year
for the Culture of Peace. Realizing this is a long-term process,
2001-2010 is designated as the International Decade for a Culture
of World Peace and Non-violence for the Children of the World. It
is a purpose for which Jean walks. Will his 10-year trek rouse
worldwide motivation? "(Jean) is not representing UNESCO nor the
UN" Luce states, ".but his walk is dedicated to the same goals.and
since we will be traveling to other planets soon, we should be a
United Small Planet to start with."
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