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madres y hijos
'"Ustedes no nos matan, dijo, nosotros elegimos morir"..... "Muy geniales eran nuestros hijos y muy grandes".....
Allora una donna disse... Parlaci della Gioia e del Dolore
La vostra gioia è il vostro dolore senza maschera.........
......Alcuni di voi dicono: «La gioia è più grande del dolore», e altri dicono: «No, è più grande il dolore». Ma io vi dico che sono inseparabili. Giungono insieme, e se l’una siede con voi alla vostra mensa, ricordate che l’altro è addormentato nel vostro letto. In verità voi siete bilance che oscillano tra il dolore e la gioia. Soltanto quando siete vuoti, siete equilibrati e saldi. Come quando il tesoriere vi solleva per pesare oro e argento, così la vostra gioia e il vostro dolore dovranno sollevarsi oppure ricadere.
K Gibran
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El
único y verdadero valor de la vida
da Cuando nos secuestraron los hijos y surgió el movimiento de las Madres, cuando nos juntamos aquel 30 de abril por primera vez en la Plaza el único objetivo era encontrar a nuestros hijos. Lejos estábamos de imaginar el martirio al que fueron sometidos. Así, reuniones, cartas, habeas corpus, acciones, tenían el mismo fin. Cuando el tiempo fue pasando y algunas endurecimos las posiciones otras creían que debíamos ser más tolerantes, que no todos los militares ni todos los policías eran asesinos, que en la CGT había gente potable, que debíamos aceptar a los políticos ya que el futuro estaba en sus manos, que debíamos respetar a la iglesia, que los jueces salvarían a nuestros hijos y por lo tanto no debíamos agredirlos. Así, poco a poco, se fueron marcando entre nosotras las diferencias:La socialización de la maternidad y el rechazo a la Conadep, la exhumación de cadáveres, los antropólogos forenses y la pensión que el gobierno de Alfonsín propusieron dieron como resultado que 8 madres de la Comisión se retiraran y formaran lo que se denomina "Fundadoras". Nosotras no fundamos nada. Creamos todo el tiempo una nueva forma de lucha. El paso del tiempo hizo que radicalizáramos más nuestras posiciones. Comenzamos con fuerza a reivindicar a nuestros hijos como revolucionarios. Y así, poco a poco, nos distanciamos de todas las posiciones mal llamadas democráticas. Cuando en 1985 decíamos que la justicia era corrupta y cómplice de la tortura y el asesinato de nuestros hijos, todos los integrantes de la Conadep con Sábato a la cabeza, nos llamaron antidemocráticas y sectarias. Muchas madres y familiares no entendieron que ser madre de 30.000 desaparecidos implicaba no luchar de ninguna manera con nada que tuviera que ver con lo personal, que a un revolucionario no hay tumba que lo encierre. Todas estas posiciones se fueron endureciendo y así, lenta pero inexorablemente, las madres que solo luchaban por sus propios hijos se alejaban. Cuando llego Menem, la Asociación Madres de Plaza de Mayo ya tenía claro que la democracia no pasa por las urnas, que los políticos "democráticos" traicionaban todos los días, que muchos sindicalistas llamados combativos se asimilaban a la CGT fascista, que a la iglesia le quedaban solo dos obispos progresistas y algunos curitas perdidos en la Villas que siguen luchando. Pero lo peor pasó cuando el gobierno de Menem vio en nuestra Asociación un peligro y puso todas sus baterías para exterminarnos. Así, en 1991, en 45 días invadieron nuestra sede 4 veces, robaron, rompieron y quisieron imponer el terror atando cables de alta tensión en la puerta de entrada de nuestra casa. Las amenazas se sucedieron todos los días, pero esto no le alcanzó e inventó, después de perdonar a los asesinos con el indulto, la subsecretaria de Derechos Humanos y con ella la reparación económica de 100.000 dólares por cada uno de nuestros amados hijos. La Asociación fue el único organismo de derechos humanos que rechazó la indemnización. Esto lo decimos con pena, muchas madres, hijos, abuelas y familiares hicieron cola delante de la subsecretaria de DDHH para aceptar el precio que el corrupto gobierno de Menem le puso a la vida de nuestros hijos. Nosotras desde hace mucho tiempo transformamos las esperanzas de encontrarlos vivos en la esperanza revolucionaria que ellos tenían. Así decidimos participar de todas las actividades donde se lucha contra la injusticia, donde queda claramente demostrado que el capitalismo jamás es democrático. El sueño de la revolución sigue vigente. Cada uno de lo 30.000 desaparecidos eligió el camino más difícil pero el más ético: morir de pie antes que arrodillarse, luchar siempre sin traicionar, ser solidarios con todos los que sufren, vivir cada instante intensamente como si fuera el ultimo. Así fueron ellos, nuestros amados hijos. Por eso cuando algunas madres eligen otro camino, el del capitalismo, y se quieren excusar diciendo que debemos estar todas juntas y cambiaron la consigna "la sangre de los desaparecidos será vengada el día que nuestro pueblo sea feliz" por "verdad y justicia", en ese punto clave esta la diferencia entre madres de desaparecidos y Madres de Plaza de Mayo. Así desde hace mucho tiempo nuestra Asociación se nutre de sangre joven, de hombres y mujeres que luchan por un mundo más justo y en cada uno de ellos están los desaparecidos que nos parieron a esta lucha inclaudicable por la vida. Ellos nos enseñaron que no solo se puede morir por la revolución sino que también debemos aprender a matar por la revolución. Y como cuenta Rodolfo Walsh en una carta a sus amigos: "el combate duró mas de una hora y media. Un hombre y una muchacha tiraban desde arriba, nos llamó la atención porque cada vez que tiraban una ráfaga y nosotros nos zambullíamos, ella se reía. He tratado de entender esa risa. La ametralladora era una Halcón y mi hija nunca había tirado con ella, aunque conociera su manejo por las clases de instrucción. Las cosas nuevas, sorprendentes, siempre la hicieron reír. Sin duda era nuevo y sorprendente para ella que ante una simple pulsación del dedo brotara una ráfaga y que ante esa ráfaga 150 hombres se zambulleran sobre los adoquines, empezando por el coronel Roualdes, jefe del operativo. A los camiones y el tanque se sumó un helicóptero que giraba alrededor de la terraza, contenido por el fuego: De pronto -dice el soldado- hubo un silencio. La muchacha dejó la metralleta, se asomó de pie sobre el parapeto y abrió los brazos. Dejamos de tirar sin que nadie lo ordenara y pudimos verla bien. Era flaquita, tenía el pelo corto y estaba en camisón. Empezó a hablarnos en voz alta pero muy tranquila. No recuerdo todo lo que dijo. Pero recuerdo la última frase, en realidad no me deja dormir. 'Ustedes no nos matan, dijo, nosotros elegimos morir'. Entonces ella y el hombre se llevaron una pistola a la sien y se mataron enfrente de todos nosotros. Abajo ya no había resistencia. El coronel abrió la puerta y tiró una granada. Después entraron los oficiales. Encontraron una nena de algo más de un año, sentada en una cama, y cinco cadáveres." Este es el único y verdadero valor de la vida. Gracias hijos por donarla con tanta humildad
Discurso de Hebe de Bonafini en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires
Y hay madres que lloramos en la cocinas o en las camas. A las lágrimas nuestras, las lágrimas de las madres de los soldados que fueron asesinados en el Regimiento de Granaderos a Caballo hace poquito, nadie las vio, nadie las contabilizó, porque no le dan rédito ni rating a la televisión. Además porque son lágrimas que no se venden. Por lo tanto la televisión no las muestra. Y después Scilingo y las barbaridades que escuchamos de otros organismos. Como la gente del CELS y de las Abuelas. Hablar con Verges en la misma mesa... Y el otro día escuchaba en la radio y pensaba que en la fecha de hoy tenemos tantas charlas y todos nos vienen a buscar. Y les decimos que para el 24 no podemos y nos dicen "bueno no importa para el 25, el 26"... y hasta el 3 de abril estamos dándole al 24 de marzo. Y yo he empezado a juntar bronca para poder decir lo que significa el 24 de marzo. Y cuando empecé a escuchar a Verges por la radio (y ya había escuchado a Scilingo y me había asqueado), empecé a caminar por la cocina y estaba como un oso, iba y venía, y de repente escucho a los que piden la lista de muertos, que se querían sentar en la misma mesa de Verges para que cuente... Y empecé a llamar a la radio para decir la posición de las Madres, porque sino parece que la de ellos es la única opinión. Y el teléfono de Mitre estaba ocupado y llamaba y me daba ocupado, entonces llamé a un amigo y me dio un número de la radio para poder comunicarme. Y por suerte pude, y pude hablar y me dieron la palabra para que la posición de las Madres, nuestra posición, también saliera al aire. Porque justamente el 24 de marzo significa el horror. El 24 de marzo significa la dictadura más feroz. El 24 de marzo significa la muerte de los sueños de 30.000 jóvenes. El asesinato de sus ilusiones, el asesinato de sus fantasías, el asesinato de sus ganas de vivir, y no podía quedar como que esas eran las únicas palabras. El hecho de decir que no queremos la lista de muertos, que queremos la lista de los asesinos, que lo que hay que reparar con justicia jamás vamos a dejar que lo reparen con dinero. Ahora nos quieren dar 100.000 dólares a cada madre, ¡vaya que suma! Cuando no hay para la educación, cuando no hay para los jubilados, cuando no hay para las madres de las Malvinas, cuando no hay para salud, cuando no hay para libros. ¡Cuánto interés tiene este gobierno en comprar nuestras conciencias! Y no sabe que no va a poder. No importa que haya madres que quieran cobrar, o abuelas o gente del CELS que quieran cobrar, o de la Asamblea Permanente o de Familiares, o todas las organizaciones de derechos humanos que sí están queriendo cobrar, que sí están propiciando cobrar 100.000 dólares por el asesinato de nuestros hijos. Nosotras, las Madres de Plaza de Mayo, no vamos a permitir jamás que lo que hay que reparar con justicia se repare con dinero. La vida de nuestros hijos no tiene precio, es demasiado grande, no hay plata en el mundo para pagarla. No hay deuda externa que valga, esta es la deuda interna, es la deuda que tienen con nosotros, la deuda de justicia, la deuda de cárcel para los asesinos. Y ahí estamos, peleando contra viento y marea. Y hasta contra la misma prensa que se confunde y que nos ve en la Plaza con los carteles que dicen: "No queremos la lista de muertos, queremos la lista de asesinos" y mientras nos enfocan con las cámaras el cartel dicen "las Madres están pidiendo la lista de muertos". Están confundidos. Eso es lo que pasa. Que a muchos intelectuales, al gobierno de Menem y a mucha gente que estuvo en la Conadep les viene muy bien que salga la lista de muertos, para terminar con las Madres. ¡Qué caray quieren las Madres todavía en la Plaza! Somos un bicho muy molesto y le jodemos a muchos. Porque los que se dicen de izquierda (y lástima que no está Alfredo Bravo acá, porque me gustaría decírselo en la cara, espero que llegue a tiempo) no dijeron absolutamente nada de esto. De las declaraciones de Scilingo, de las declaraciones de Verges, de lo que dice Menem. ¿Y saben, por qué quieren los muertos? Porque la muerte es el final. El capitalismo tienen dos opciones que van juntas. El dinero para pagar la muerte y la muerte misma como el final de una lucha. Todas cosas que rechazamos desde lo más profundo de nuestro corazón. Esta lucha no tiene fin. La empezamos hace muchos años, poca gente, que no eran nuestros hijos. Si quieren el Che o antes y es como una rueda que sigue girando. No sé si en un libro, si en el marxismo, si en el comunismo, si en el anarquismo, si en el socialismo. Y por qué no en el madrismo como dicen muchos. Hay muchos chicos que son madristas, por qué no. Nos miramos en todo y en ese todo estamos avanzando. Muy geniales eran nuestros hijos y muy grandes. Y nuestros hijos la tomaron y la quisieron llevar a la práctica y no los dejaron. Y hubo silencio y complicidad y dictadura y golpes de militares. Y políticos que fueron a golpear los cuarteles y burócratas sindicales que señalaron y curas que participaron y obispos que perdonaron. Y nosotros, en la Plaza, inventando luchas, broncas, pañuelos, manos, máscaras, siluetas para golpear a la sociedad. Y lo logramos, muchas veces logramos golpear a la sociedad. ¡Mire aquí estamos, somos las madres de los desaparecidos! Los estamos buscando, por favor. 18 años, todos los días, todas las horas, todos juntos. Sin dejar de estar en ellos. Por eso no queremos los muertos, porque los muertos te llevan a la lucha individual. Es un muerto, una madre, un asesino. Nosotros hablamos de miles de desaparecidos, miles de madres, miles de asesinos. Que no tiene nada que ver con lo otro. Y a eso estamos llegando. Por eso fuimos hoy a la escuela de mecánica de la armada. A decirles ahí, en su propio nido, en su propia cueva: aquí estamos, los vamos a seguir hasta el último día de nuestras vidas. Nos vamos a parar un sólo minuto de investigar dónde están, quién les paga sueldo, en qué partido militan, qué político se enrosca con ellos como si fuera una víbora, cuántos ocupan cargos en el gobierno, cuántos curas hoy todavía bendicen, hacen casamientos, perdonan pecados y dan hostias, hostias que saben a hiel, a veneno. ¿Cuántos? Cuántos militares impunes del brazo de Menem, de Alfonsín, de la izquierda que se dice de izquierda y es más derecha que la derecha. De los que se dicen progresistas y sólo firman para que den la lista de muertos pero no son capaces de poner los huevos arriba de la mesa para decir "Señores la lista de los asesinos". Y ahí, ustedes y nosotros. Los que no los votamos, los que no callamos, los que no claudicamos, los que no perdonamos y sobre todos chicos, los que no lucran con el pasado. Porque es un país de quebrados, es un país donde a mucha gente pareciera que le gusta hablar de la tortura, de la muerte, del horror y de los que se quebraron y hablaron como los Scilingos, como los Verges, como miles y miles que hablan porque están quebrados. Pero este país tiene una deuda muy grande, tiene que escribir sobre los que no se quebraron y porque no se quebraron murieron en los campos de concentración. Porque una cosa es un hombre que en un campo de concentración muere por la tortura o fusilado y fue revolucionario hasta el último minuto de su vida y, otra cosa, es un hombre que tenía un compromiso no tan grande como el de nuestros hijos y pudo zafar del campo. Yo hablo de los revolucionarios que no se quebraron y que murieron en manos de los asesinos porque no delataron a ningún compañero. Esta sociedad debe la historia de esos hombres y esas mujeres. Estamos trabajando para que haya alguien que sea capaz de escribir sobre ellos. No es poca cosa ser revolucionario, no es poca cosa sentirse revolucionario. Sin embargo, las Madres nos sentimos revolucionarias.
desaparecidos
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